sábado, 8 de octubre de 2011

http://14brujas.blogspot.com

La musica heavy metal es diferente a lo que se hacía antes porque es la música del insatisfecho. Su disidencia
demanda poseer valores antes de pasar a la accion inmediata y es por eso que es menos política a simple vista que
otros generos, pero la estetica de su desarrollo revela un genero convencido de que hacer del ruido y la violencia
musica bella y estructurada es, de alguna manera, trascendente.

Un paso mas...

El heavy metal, la verdadera música pesada y extrema es el unico género del rock que aun no ha podido ser digerido por el mainstream de la industria musical. Los popes de la industria cultural aún no han podido filtrarlo como se hizo con otros estilos musicales mas pasatistas, es decir, imponerle una formula, robotizarlo, estancarlo, venderlo...
Por razones, no puramente musicales (no seria facil entender todas las razones), la música pesada aun no ha sido devorada por esa gran maquina de picar carne.
De esta manera todavía se encuentra en un lugar en el que aun se puede crecer artísticamente sin las imposiciones del mercado, posicionandose como trinchera de resistencia, de descontento juvenil, de liberacion de odio... Y es por esto que a pesar de ser un estilo marginal y marginado, ninguneado por la prensa rockera naif y por los snobs de turno, quienes lo estigmatizan o tildan de grasa, vemos que la escena crece, las bandas se multiplican, se renuevan, siempre con propuestas diferentes. Los pibes siguen teniendo ganas de formar un grupo, de ir a un recital, de apoyar la movida. La vieja frase que aclama que “esto se hace por pasión”, nunca ha sido mejor aplicada y con orgullo la podemos decir quienes tratamos de contribuir a que este "movimiento" (?) crezca. Todos sabemos que el real heavy metal, el sentido, el gritado, el suburbano y rabioso, por lo menos en estas latitudes, nunca le dio plata a nadie, o en todo caso a muy pocos, los aprovechadores de siempre.
¿Pero que hace que todo esto siga su rumbo? ¡La pasion! ¡Que mas?!
La pasión es el motor de los metaleros que apoyan los recitales y de las bandas que se mueven, y que con las dificultades propias de nuestra realidad, de nuestro origen y rumbo marginal, de nuestra vida en este mundo, y aun sabiendo que no hay nadie que nos quiera cerca, (nunca seremos el numerito idiota del fin de semana) organizan recitales que a veces dejan perdidas económicas, cansancios, broncas y frustraciones pero que alimentan día a día el sentimiento de seguir formando parte de esto. Parte de este lugar, que, hasta ahora, es el mejor que conocemos...
¡Fuck art’s, let’s rock! ¡Metal attack!

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