"Nos dicen que los comunistas están enterrados, que son una
reliquia del pasado en el presente político, y que resultan insignificantes. A
menudo se otorga valor de verdad absoluta a tal afirmación, mencionando los
resultados de ese supremo acto de prestidigitación que son las
urnas de la democracia burguesa. ¿Será?
Sin embargo, los comunistas, igual que el marxismo, han
sido enterrados tantas veces que sorprende que sigan siendo el enemigo público
nº 1 (y quizás el único enemigo serio) del status quo capitalista. O una de
dos: o tienen muchas vidas o la poderosa maquinaria ideológica y represiva del
capital no consigue acabar con su semilla.
Mientras que la propaganda sistémica grita a los cuatro vientos la insignificancia de los comunistas, al mismo tiempo eleva el volumen de su anticomunismo. Y que el anticomunismo se haya incrementado en esta última fase del capitalismo, indica el miedo atávico que las ideas socialistas despiertan en la burguesía, pero también y sobre todo señala que ésta identifica en el movimiento comunista al único enemigo serio que reconoce, el único que le hace perder el sueño, la fuente de sus pesadillas más profundas y agónicas, pese a que el movimiento comunista es minoritario."
Mientras que la propaganda sistémica grita a los cuatro vientos la insignificancia de los comunistas, al mismo tiempo eleva el volumen de su anticomunismo. Y que el anticomunismo se haya incrementado en esta última fase del capitalismo, indica el miedo atávico que las ideas socialistas despiertan en la burguesía, pero también y sobre todo señala que ésta identifica en el movimiento comunista al único enemigo serio que reconoce, el único que le hace perder el sueño, la fuente de sus pesadillas más profundas y agónicas, pese a que el movimiento comunista es minoritario."
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